lunes, 27 de julio de 2009

Oye

Rodrigo se estaba limpiando el oído, cuando de pronto dejo de oír. Sentía como si tuviera un tapón en el oído. Siguió metiéndose el hisopo en el oído para ver si recuperaba la audición, pero nada.
No escuchaba nada, se había quedado sordo del oído izquierdo. Era desesperante, todo lo escuchaba a medias y algunas personas tenían que decirle las cosas 2 veces ya que a la primera no escuchaba muy bien.
La abuela de Rodrigo tiene 88 años, y como es lógico ya no oye muy bien, a veces hay que repetirle las cosas hasta 3 veces. Esto a veces irrita a Rodrigo, a él no lo caracteriza su paciencia.
Quizá esto sea una lección para hacerlo sentir lo que siente su abuela, para que comprenda la situación, para que aprenda a tener paciencia con su abuela. Ahora él sabe que se siente no oír bien y la verdad que le parece algo horrible, es una desesperación terrible no poder oír con claridad todas las cosas que suceden a tu alrededor. Es horroroso darse cuenta que todos hablan y se ríen, pero tú no sabes ni de qué hablan ni de qué se ríen, tú no sabes que es lo que pasa, no sabes cuál es la causa de las risas, porque sencillamente no escuchaste bien de que estaban hablando el resto. Rodrigo sentía como si lo hubieran dejado de lado, como si a nadie le importara si él sabe de qué están hablando y se dio cuenta de la impotencia que se siente al no poder escuchar con claridad lo que los demás dicen. También se dio cuenta lo que siente su abuela cuando ella pide que le repitan las cosas, él tenía que hacer lo mismo; la gente te las repite la primera y la segunda vez pero a la tercera te mira con cara de irritación, entonces tú tomas la decisión de ya no preguntar y te quedas sentado fingiendo que te interesa mucho la conversación cuando en realidad no escuchas casi nada. Él entiende ahora que así se debe sentir su abuela cuando van a una reunión familiar, todos se ríen y conversan pero nadie se preocupa, excepto la mamá de Rodrigo, si es que ella esta escuchando lo que dicen.
Rodrigo estaba acostumbrado a hablar por teléfono y por celular por el oído izquierdo, pero ahora no podía porque no escuchaba ni un carajo. Estuvo medio sordo durante 3 días antes de tomar la decisión de ir al otorrino.
Llego a la sala de recepción del consultorio y se sentó junto a una señora que aparentaba unos 35 años.
Una enfermera nada agraciada, fea para decirlo con precisión, salió del consultorio y con una voz muy suave dijo: “Chávez Alarcón”, nadie se movió, entonces la enfermera con un poquito más de fuerza en su voz repitió: “Chávez Alarcón”, nuevamente nadie se movió; demostrando su irritación y su cólera esta vez gritó: “Chávez Alarcóoooon”. La señora que estaba sentada al lado de Rodrigo se levanto de un salto y dijo:”soy yo señorita”.
Entonces Rodrigo se preguntó: ¿Por qué carajos la enfermera no habla más fuerte, acaso no se da cuenta que las personas que están en la recepción están precisamente allí porque tienen algún problema en los oídos y no oyen bien? ¿Es tan difícil darse cuenta que en la recepción del consultorio de un otorrino lo que se debe hacer es hablar fuerte?
Luego fue el turno de Rodrigo y el otorrino le dijo que lo que tenía era un poco de grasa en el oído, que todos la tenemos, sólo que él había empujado esa grasita con el hisopo y por eso tenía el oído tapado. Le dijo que se haga una limpieza de oído.
Luego de pagar el monto de la limpieza se dirigió nuevamente al consultorio, le mostró su ticket de pago a la enfermera fea y esta le pidió que sentara en una silla que se veía muy cómoda.
Le puso un recipiente mediando debajo del oído y tomando entre sus manos un aparato que parecía una jeringa gigante le dijo: “si te duele me avisas”.
Introdujo el aparato en forma de jeringa en su oído y este lanzó un chorro de un líquido que quien sabe que sería, eso lo hizo 3 veces y fue precisamente en la 3 ocasión que Rodrigo recuperó la audición. La grasa que había tenido en el oído estaba ahora en el recipiente. Parece que había promoción 2 x1 porque también le limpiaron el oído derecho.
Ahora Rodrigo nuevamente escucha todo, mejor dicho escucha mucho mejor que antes, pero ya no siente cólera cada vez que su abuela le pide que le repita lo que él acaba de decir.

7 comentarios:

Damian dijo...

Parece que había promoción 2 x1 porque también le limpiaron el oído derecho.jajajaja

rodrigo ya no siente colera por su abuela sorda, me parece bien, tuvo q pasarle a él para q vea

[MnS] dijo...

Eso se llama Karma.

Saludos.

Lara Holmes dijo...

Creo q alguien tiene q usar isopos jajaja xD

gatoreloaded dijo...

Podrías publicar de nuevo este Post? es que no veo bien :P

[ [EBP]] dijo...

"fea para decirlo con precisión"
jajajajajaja

buena reflexión la que haces acerca de las abuelitas, a veces más de uno les dejamos de prestar atención, que bueno que ahora Rodrigo lo tome en cuenta..

a mi también me lavaron el oido alguna vez, se me hace un procedimiento muy rudimentario para estas épocas no?.. la wada que te ponen para que caiga la cera más parece una vacenica jaja

Lafrau dijo...

Es q siempre tenemos q prestarles atención a las abuelitas... un poco de cariño que ellas tanto nos dieron.

LaPukiz dijo...

a mi me pasó eso una vez.. fue terrible.

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