domingo, 28 de febrero de 2010

Todo da vueltas

En el instituto Rodrigo encontró toda clase de gente, los sobones, los soplones, los nerds y los que se creen más que los demás sólo porque obtuvieron una buena calificación. Uno de estos era Raulito, el tipo no le había ganado a nadie pero tenía, al igual que Rodrigo, una facilidad innata para burlarse, pero no es una burla “normal”, es una burla con toques de malicia que se acompaña con una mirada de sorna combinada con desprecio, una mirada que expresa un sentimiento de superioridad inexistente.
¿Cuánto sacaste?-preguntaba Raulito después de cada examen.
Si Rodrigo había sacado menos que él la mirada extraña y la media sonrisa aparecían en su rostro. Si Rodrigo había sacado la misma calificación que él, este decía: “Yo también, es que estuvo súper fácil el examen”. Rodrigo siempre tuvo la sospecha de que Raulito ya sabía la nota de él antes de hacer su típica pregunta. Nunca hizo esa pregunta cuando Rodrigo había sacado más que él. Quizá por eso nunca fueron amigos, por tener esta misma habilidad para burlarse de los demás, por tener la facilidad de encubrir en una sonrisa y una mirada el odio y el desprecio que se siente luego de comparar las calificaciones. Rodrigo soportó a Raulito los 3 años de carrera y nunca pudo devolverle esa demostración de burla.
Para describir el escenario actual en forma rápida explicaré lo siguiente:
La empresa donde trabaja Rodrigo es una consultora de software.
Raulito trabaja en el área de sistemas de una empresa X.
La consultora donde trabaja Rodrigo brinda servicios a la empresa X, él es parte del equipo que está construyendo un software que se encargará de administrar muchos de los recursos de X y que como es lógico generará una reducción de personal en X ya que el software agilizará las cosas. El área de sistemas de X desaparecerá por completo, su equipo de programadores será ya innecesario.
Raulito y toda el área de sistemas de le empresa X está construyendo un software muy similar, se podría decir igual, al sistema que hace la consultora de Rodrigo.
¿Por qué hacen esto? Y ¿Cómo es que el software puede ser casi igual?
La respuesta es alucinante. Raulito trabajó antes en la consultora donde trabaja Rodrigo y al ser despedido llegó a X con la idea, y parte de la maqueta, bajo el brazo e informó a todo el área de sistemas del “peligro” que corren. Inmediatamente en X comenzaron la construcción del mismo producto.
Rodrigo y su equipo están ya en la fase final de construcción de software y es por eso que ahora se han mudado temporalmente a las instalaciones de X para hacer las pruebas del caso y verificar que todo quede bien.
Todos los días a la hora del almuerzo Rodrigo se cruza con el atorrante de Raulito y los saludos y apretones de manos hipócritas fluyen por una cuestión de “educación”. Vaya educación.
Llegará el día en que el software de la empresa de Rodrigo sea instalado y Raulito tendrá que irse con el rabo entre las piernas. Rodrigo no se siente más que nadie, es más bien una persona humilde, tampoco está feliz porque despedirán a esta gente.
Pero ese día espera ver frente a frente a Raulito y dedicarle una mirada y una sonrisa como las que ambos saben hacer. No sé si la venganza será dulce.
Moraleja: Como dijo el Chavo: “La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena”

lunes, 8 de febrero de 2010

Alvin y las hijas del jefe

El jefe organiza un paseo a un club al sur de Lima, será un día de confraternidad entre los trabajadores, habrá parrilla, gaseosas, cervezas y será la oportunidad perfecta para liberarse del estrés que se respira en Lima.
Son 10 personas, todos hombres, que esperan que llegue la movilidad para partir al club.
El timbre suena. Piensan “por fin llegó el chofer con el carro”, pero no es así.
Rodrigo abre la puerta y ante él está parado el administrador, un tipo alto, un poco gordo y muy buena persona, sobre todo los fines de mes que es cuando deposita el sueldo; detrás de él aparecen dos señoritas, de 20 y 18 años, con unas faldas muy cortas y unos tops que dejan ver que llevan ropa de baño.
“Mis hijas” dice el administrador.
Nadie las esperaba, todos quedaron mudos, fueron segundos de tensión, seguro que todos querían decir: “que ricas”, pero solo bastaba con mirar al lado de ellas la figura enorme de su padre para pensarlo 2 veces antes de decir algo.
El jefe sale a recibirlas con mucho afecto, resulta que el administrador es tío del jefe y como queda claro el jefe y las chicas son primos.
Rodrigo entiende inmediatamente que lo mejor será no ver con mucha atención al par de jovencitas.
Les informan que la combi llegó y que ya pueden abordarla. Al bajar el jefe anuncia que la nueva mascota de la oficina se encuentra en su auto, un Toyota del año. Todos se acercan al auto para ver al animal pero se llevan una gran sorpresa, la jaula está vacía.
¿A dónde habrá ido el perrito o gatito o que animal trajiste? Le preguntan al jefe
Una ardilla-respondió con entusiasmo.
No hay tiempo para buscarla, el carro los espera.
El paseo se resume en pocas palabras: futbol, piscina, parrilla, futbol y otra vez piscina.
Son las 8 de la noche cuando están de regreso en la oficina y todos van corriendo hacia el auto en donde se encontraba la ardilla. El panorama fue muy feo, los asientos estaban mordidos y la guantera demostraba las evidencias de que había sido atacada por los dientes del animalito.
Han pasado 2 semanas y “Alvin”, es así como se llama la ardilla, ya está perdiendo el temor a la gente y está más tranquila en su jaula.
A Rodrigo le da un poco de pena que Alvin haya sido sacado de su hábitat natural para estar en una jaula en una oficina. Tiene un plan perfecto para liberarlo pero sabe que si lo hace puede perder su puesto de trabajo. Sabe que si quiere mantener su puesto lo mejor es no acercarse mucho ni a Alvin ni a las hijas del administrador.

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