lunes, 18 de octubre de 2010

Me encantaría mentarte la madre

Hace un año el tío de Rodrigo llegó a Lima luego de haber estado 15 años fuera del Perú. Durante todos esos años no se supo mucho de él y como es obvio la abuela de Rodrigo siempre andaba rezando pidiéndole a Dios que lo cuide.
Cuando anunció su llegada a Rodrigo no le gustó la idea porque la economía de su casa no es la mejor y alimentar una boca más seria una tarea que pondría un poco mas critica la situación.
Pues bueno, el tío llegó y prometió ponerse a buscar trabajo y a aportar en la casa. Sus costumbres trastocaron de hecho el ambiente de la casa, el clima de tranquilidad se vio un poco alterado.
Los meses fueron pasando y Rodrigo fue conociendo a su tío. A sus 62 años el señor ha tenido una vida muy desordenada pagando el precio de sus malas decisiones y Rodrigo llegó a la conclusión de que a nadie le gustaría tener a una persona como su tío, en su casa.
En este año muchas veces Rodrigo ha tenido ganas de votar de su casa a su tío pero no lo ha hecho porque tiene miedo que su abuela se ponga mal. Ver que su nieto preferido vota de la casa a su hijo, hubiera sido una imagen que seguro habría causado estragos en la salud de una señora de 88 años.
Que maldita encrucijada, Rodrigo ha soportado un año tragándose sus cóleras y aguantando a su tío por no causar problemas en la salud de su abuela, pero todo tiene un límite.
En un arranque de malcriadez total, el tío se ha puesto a gritarle a la abuela. Rodrigo no puede permitir eso de ninguna manera y se ha puesto en el medio de los dos pidiéndole al “tío” que baje la voz y que respete a su abuela. En su ataque de ira el “tío” ha tomado a Rodrigo del brazo para sacarlo de la escena. Grave error, ese jalón hizo que toda la furia contenida en Rodrigo salga en forma de fuerza. Sintió ganas de clavarle un puñete en la cara y de agarrarlo a patadas en el suelo. Pero ese uno por ciento de su cerebro que todavía quedaba con algo de raciocinio le indicó que sería fatal que su abuela vea una imagen así. Rodrigo solo atinó a tomarlo del cuello y empujarlo contra la pared, el forcejeo terminó.
Desde ese momento el tío no cruza palabra con su hermana (madre de Rodrigo) y su madre (Abuela de Rodrigo) demostrando lo malagradecidas que pueden llegar a ser las personas. Aun con las limitaciones económicas y de comodidades que tiene la familia de Rodrigo, decidieron acogerlo y apoyarlo dándole un lugar para dormir y comida mientras estuvo sin trabajo, ahora está de nuevo sin trabajo.
Hoy en la mañana la abuela de Rodrigo le ofreció el desayuno al “tío” y este contesto: “No quiero, no voy a recibir nada de las cosas de esta casa”.
Rodrigo nuevamente sintió ganas de partirle la cara o de mandarlo a volar pero nuevamente tuvo que contenerse por miedo al efecto que esto pueda causar en la salud de su abuela.
El tío ha dicho que se mudará en estos días, no sé como lo hará si no tiene mucha plata que digamos.
La verdad que en estos momentos no me importa como lo haga pero si me importa que se vaya y rápido.
Nunca en la casa de Rodrigo hubo problemas de este tipo y no es justo que una persona así venga a alterar una casa que en lo posible lo ayudó.
Me encantaría mentarte la madre gordo fofo, maricón y malagradecido pero no puedo hacerlo porque eres hijo de mi abuela.

martes, 5 de octubre de 2010

Yo voto por mí

Hoy fue la primera vez que Rodrigo votó. El caos vehicular fue tremendo, felizmente que a él le toco votar en un colegio cerca de su casa y prefirió caminar hasta el lugar. Nunca había visto tanta gente por las calles y la cola para entrar al colegio era interminable. Cuando tuvo su cédula de votación, para elegir al nuevo alcalde de su distrito, decidió que votaría por el candidato llamado Bobby. ¿Por qué por él? Porque el perro que Rodrigo tuvo por 11 años se llamó Bobby. Y esa fue la mejor razón. Nunca lo escuchó, nunca lo vio, no supo que existía hasta un día antes de las elecciones en que vio una propaganda de él con el nombre bien grande en un afiche. Así escogió por quién votar Rodrigo. Que viva el voto responsable.
La vida de Rodrigo sigue cada vez peor, cada vez hay menos vida por vivir. El curso de diplomado está cada vez más exigente, los profesores dejan tareas como si los estudiantes tuvieran tiempo de sobra para reunirse y preparar en grupo las exposiciones. Despertarse a las 6:00, trabajar de 8:30 a 6:00 y estudiar de 6:30 a 10:30. Rodrigo llega a su casa comer y dormir. Queda claro que sus exposiciones no han sido las mejores y que sus notas son más malas que buenas.
Solo quedan 3 clases más, una clase mas por curso y en cada una de estas clases se realizarán las exposiciones finales. Rodrigo siente que se jugará los huevos en cada exposición que queda, la tensión está en su máximo nivel, las notas son malas y no hay tiempo para sentarse, buscar información y preparar una buena exposición. Es por eso que siente que ya no hay vida para él, siente que no hay tiempo para vivir. Esto no se puede llamar vida, uno vive cuando hace lo que quiere y lo que le gusta, es ahí cuando alguien siente que vive de verdad, que disfruta de la vida.
Pero Rodrigo no disfruta sentándose a escuchar clases por 4 horas teniendo que soportar a un profesor súper aburrido y a los queridos compañeros que se dedican a interrumpir las clases haciendo preguntas tontas y otras no tan tontas pero que solo tienen el fin de aburrir más a la clase.
Ha decidido que no pagará la pensión que vence el día de hoy. Pagará después del día miércoles que es cuando sabrá si pasó o jaló 2 de los 3 cursos.
Está harto de escuchar el mismo consejo de siempre: “Nada es fácil, lo que cuesta traerá grandes recompensas” Espera que las recompensas lleguen pronto porque este último mes se ha dedicado a pensar en si lo que está haciendo verdaderamente le gusta o quizá sea momento de hacer una parada y reorganizar su vida y su futuro. Quizá la carrera actual le pueda dar dinero si llega a obtener su titulo y si estudia otra carrera más en alguna universidad. Pero lo que lo haría verdaderamente feliz seria ser periodista deportivo o técnico de futbol, no importa si es técnico de segunda división. ¿Valdrá la pena dejar todo por buscar ser feliz haciendo lo que ha querido ser siempre? Todo está muy confuso, solo queda esperar que hoy, mañana y el miércoles pasen lo más rápido posible. Él vota por su vida y si el jueves se despierta sabiéndose jalado en 2 cursos se retirará del diplomado y hasta cierto punto sentirá satisfacción de que se interrumpa la rutina que sigue ahora.

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